Eres el visitante número?


Contador gratis

Sign by Danasoft - Myspace Layouts and Signs

lunes, 11 de agosto de 2008

Fábula


el otro día navegando por internet me encontré con una increíble fábula de LEONARDO BOFF que me hizo pensar mucho...
Muchas veces el hombre está ahí calladito no dice nada a nadie porque los más fuertes nos tienen como títeres pero una vez que nos damos cuenta que nosotros somos más fuerte que ese otro "fortachon" le demostramos lo que somos y lo que valemos y esto pasa mucho la verdad en Aca. tenemos nuestro hermano mayor hacia el norte y mientras tanto los del más del sur nos callamos y agachamos la mirada diciendo tan solo SI SENOR SI SENOR....
Bueno les estoy escribiendo en demasía nuevamente y la fábula muy bien gracias.... "Vamos al grano"


Era una vez un campesino que fué al bosque cercano a atrapar algún pájaro con el fin de tenerlo cautivo en su casa. Consiguió atrapar un aguilucho. Lo colocó en el gallinero junto a las gallinas. Creció como una gallina.

Después de cinco años, ese hombre recibió en su casa la visita de un naturalista. Al pasar por el jardín, dice el naturalista: “Ese pájaro que está ahí, no es una gallina. Es un águila.”

“De hecho”, dijo el hombre. “Es un águila. Pero yo la crié como gallina. Ya no es un águila. Es una gallina como las otras.

“No, respondió el naturalista”. Ella es y será siempre un águila. Pues tiene el corazón de un águila. Este corazón la hará un día volar a las alturas”.

“No, insistió el campesino. Ya se volvió gallina y jamás volará como águila”.

Entonces, decidieron, hacer una prueba. El naturalista tomó al águila, la elevó muy alto y, desafiándola, dijo: “Ya que de hecho eres un águila, ya que tú perteneces al cielo y no a la tierra, entonces, abre tusa alas y vuela!”

El águila se quedó, fija sobre el brazo extendido del naturalista. Miraba distraídamente a su alrededor. Vio a las gallinas allá abajo, comiendo granos. Y saltó junto a ellas.

El campesino comentó. “Yo lo dije, ella se transformo en una simple gallina”.

“No”, insistió de nuevo el naturalista, “Es un águila”. Y un águila, siempre será un águila. Vamos a experimentar nuevamente mañana.

Al día siguiente, al naturalista subió con el águila al techo de la casa. Le susurró: “Águila, ya que tú eres un águila, abre tus alas y vuela!”.

Pero cuando el águila vio allá abajo a las gallinas picoteando el suelo, saltó y fue a parar junto a ellas.

El campesino sonrió y volvió a la carga: “Ya le había dicho, se volvió gallina”.

“No”, respondió firmemente el naturalista. “Es águila y poseerá siempre un corazón de águila. Vamos a experimentar por última vez. Mañana la haré volar”.

Al día siguiente, el naturalista y el campesino se levantaron muy temprano. Tomaron el águila, la llevaron hasta lo alto de una montaña. El sol estaba saliendo y doraba los picos de las montañas.

El naturalista levantó el águila hacia lo alto y le ordenó: “Águila, ya que tú eres un águila, ya que tu perteneces al cielo y no a la tierra, abre tus alas y vuela”.

El águila miró alrededor. Temblaba, como si experimentara su nueva vida, pero no voló. Entonces, el naturalista la agarró firmemente en dirección al sol, de suerte que sus ojos se pudiesen llenar de claridad y conseguir las dimensiones del vasto horizonte.

Fue cuando ella abrió sus potentes alas. Se erguió soberana sobre sí misma. Y comenzó a volar a volar hacia lo alto y a volar cada vez más a las alturas. Voló. Y nunca más volvió.

y que tal les gustó???

a mi si la verdad y mucho espero que esta cortita fábula les haga ver las cosas un poco más detrás de ese gallinero donde vivimos.

No hay comentarios: